domingo, 27 de diciembre de 2020

Fracasada




Siempre he escuchado que compararse con otres es una práctica inútil y dañina. Y lo es, pero cómo se hace para no hacerlo, aún no logro descifrar el truco.
Se suponía que para esta altura ya iba a tener mi vida resuelta, se suponía que ya no iban a existir las inseguridades adolescentes, se suponía que con la adultez llegaba claridad. Que alguien me diga dónde está el libro de reclamos por favor, porque francamente me siento estafada.





Cada cierto tiempo me lo cuestiono todo, hasta los suspiros que doy o que me guardo. No ha sido fácil la vida. Ha sido hermosa, pero nada fácil y eso que yo soy de las afortunadas, de las privilegiadas que no han tenido que pelear con uñas y dientes por sobrevivir. Lo cierto es que, con fortuna y privilegios incluidos, no he logrado dejar de estar perdida, y claro que a ratos me encuentro y se me abren los ojos sorprendida, se me acelera el corazón, me hiperventilo un poco, hasta que antes de darme cuenta ya estoy perdida otra vez... 


Hace años, en la bendición que ha sido la payasería, logre aceptar que quizás, simplemente, soy perdida, aprendí que todo es mejor si se enfrenta con disfrute y una sonrisa y que el destino no es lo importante sino el camino. Pero aunque mi cerebro lo entiende y disfruta, mi corazón a veces - más veces de las que me gusta admitir- se hunde y siente ahogarse en las decepciones y frustraciones.
Lo que tengo de perdida lo tengo de agradecida, ególatra insufrible que cree que el universo confabula a mi favor. Y es que sí, estoy súper perdida, no tengo claro pa' dónde ir ni qué quiero, no sé hacer planes ni ponerme metas. Pero mientras el camino ha sido bello, ha estado lleno de aventuras, cariños, paisajes, desbordado de risas y goce. No puedo evitar pensar que si ya lo hubiese tenido todo claro no hubiese podido vivir experiencias transmutadoras con personas que ni imaginé llegar a conocer, porque no lo estaba buscando. La verdad es que mientras más le doy vueltas al asunto, más me convenzo que esta histeria impuesta de tener metas de vida, de alcanzar metas que quizás ni son las tuyas, de seguir un camino y esta obsesión con el destino, es más nefasta y tóxica y no favorece a nadie. Cómo no voy a estar perdida, cómo voy a saber qué quiero si no he tenido tiempo para pensarme, para sentirme, arrastrada en esta ráfaga enferma de conseguir logros y coleccionar medallas, copas y títulos. ¿A qué hora somos? ¿O soy yo que soy muy lenta? ¿Qué pasa con todes les que van a otro ritmo, qué pasa con nosotres?


Les payases escogen el camino del fracaso, porque cuando fracasas se abren infinitas posibilidades de juego, un vasto océano de oportunidades. No estoy segura si yo decidí ser payasa o la payasa decidió ser yo. Lo que sí sé es que me queda tanto por aprender de mi yo payasa. Y qué bueno que sea así, qué bueno. Espero aprenderlo pronto, porque la realidad es que ya soy una fracasada, ahora necesito dejar de sufrírmelo y empezar a navegar por todas las alternativas que esa realidad me ofrece. 





Más a menudo que no, apenas floto, la ola me atrapa, me da vueltas y me tira en la orilla toda rasmillada y con el traje de baño dado vuelta. Otras veces logro nadar unos metros antes que se ponga a llover y empiece la tormenta. Pero hay veces que la mar está calma y tibiecita, entonces me tiró un chapuzón y me vuelvo sirena, qué buenas son esas veces, esas se atesoran, sobre todo porque son escasas.








No sé nada, lo que quiero es no estresarme más por no saber(me). A mí déjenme en mis nubes y ya está.





Y al universo siempre, sí gracias más por favor.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Sola y sóla no es lo mismo

¿Sabías que sólo me hago la fuerte?
Pero que se me escapan los recuerdos por las comisuras.
Es que con la soledad aparece tu fantasma.
Pero tranqui, que no es a ti a quien extraño, es la situación, incluso es a mí.
Y vuelve todo. Por todo me refiero a la maraña difusa con tu nombre, con tu olor, con tu sabor...
Si ya sé que fui yo la última en mandarte a la mierda, con sutileza para que no se notara que te estaba mandando a la mierda, pero los dos sabemos que esa era mi intención.
A estas alturas me pregunto si es que alguna vez vas a dejar de estar ahí, agazapado al fondo de mis párpados.
Cuando me siento sola es cuando más te gusta danzar en mi mente. Al menos ya no se revuelve nada. Al menos.
De esto quizás me arrepienta después, pero siempre está la opción de borrarlo. Te quiero ¿sabías? Ay de sólo escribirlo como que ya me arrepentí. Pero es cierto. Y tengo tanta -TANTA- curiosidad de tu vida. Muchas veces me pregunto que nos pasaría si nos topásemos. Si bien te recuerdo más a menudo de lo que me gusta reconocer, la verdad es que ya casi no tienes cara. Me da pena que te desvanezcas. Ya no sería los mismo ¿cierto? si nos topásemos. A veces pienso que me gustaría que pasara, para matar la curiosidad. Otras veces pienso que es mejor que no pase nunca, así sigue viva la fantasía romántica en que se transformó tu recuerdo, esa que esconde bien el dolor de cuando ya ni estabas y aún así te las arreglaste para hacerme más daño que en los 6 años -¿eran 6 o no?- que sí estuviste. Ya está todo perdonado, pero no olvidado y no sé si quiero olvidarlo. De hecho estoy segura que no quiero. Para tener más claro porque te mereces quedarte allá a la mierda donde te mandé.
La última vez que se me asomó el pasado me di cuenta que con más o menos daños de por medio nunca nos faltó el cariño y eso me dejó tranquila. Me di cuenta también que nunca te pedí perdón, aunque ni sé por qué tendría que pedirlo, yo creo que por eso nunca lo hice.
Siempre serás un lindo recuerdo, quizás por eso te repase una y otra vez sin importar cuántos años pasen. Debe ser porque nunca faltó el cariño, ni siquiera hoy.
Sé que dije que ya no escribía para tí, pero esta vez sí.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Terminar antes de empezar

Pronto se cumple un año de este viaje. Hermoso lugar en que mi amor propio se hizo patente, en que las experiencias ganadas me tienen el corazón tan feliz -incluso en esta bancarrota total y absoluta.
Y durante todo este año me he sorprendido -aunque no sé si esa sea la palabra correcta- explicando y repitiendo que no quiero relaciones serias con nadie... y aún así terminando en algo así como relaciones que nunca pedí.
Pero hoy, por primera vez, terminé con alguien que nunca empecé. Y fue extraño porque ¿cómo se termina algo que no es?
Fue incómodo, porque las circunstancias de la vida incluso nos tienen en diferentes coordenadas, sin más que mensajes y llamadas.
Y aquí estoy, entre confundida y con risa, todavía sintiendome rara. Pero sabiendo que nos debía esa honestidad brutal que nunca soy capaz de ver al principio porque me pierdo en mis fantasías, en el sentir. Me dejo llevar sin siquiera saber que siento y nunca paro a pensarlo, hasta que en algún punto la adrenalina pasa y queda la nada. Recién ahí habla el cerebro y aparece mi honestidad, siempre completa y brutal. Asique sí. Terminé, por teléfono una relación que nunca empezó. -Que triste suena eso...
Pero más allá del hecho en sí, lo que me llena la cabeza de preguntas es por qué termino en esas situaciones.
No tengo respuestas certeras la verdad -pa' variar- y no sé si en la vida sean las respuestas las que valen, más bien creo que son las preguntas.
Soy romántica, no importa cuánto me esfuerze por negarlo. Ahora sí, no confundir con mamona o cursi. Aunque también tengo un poco de eso.
Creo en el amor fervientemente. Y así me enamoro a cada rato con una facilidad increíble. Igual de fácil me desenamoro.
Me entrego -casi siempre inconcientemente- al momento y me dejo llevar por lo que sea que siento. Que sea la guata la que guíe mis pasos, siempre. Y por eso soy sincera e intensa.
Pienso poco, no me importan mucho los miedos, los reparos que aparecen cuando nos ponemos realistas. Me dan lo mismo los estándares y estatutos sociales.
Mi madre, sin quererlo, me crió irremediablemente romántica y revolucionaria. Ella misma me dijo más de una vez -a pito de algo q decían en una teleserie o de algo que leíamos- que da lo mismo cuánto se sufra, el amor siempre vale la pena.
Y así termino enredada en pseudo relaciones, siendo mirada intensamente en los ojos mientras me dicen que me aman y sin ser capaz de responder nada, porque me es imposible mentir.
Así termino en situaciones incómodas, dónde me piden explicaciones que ni quiero dar. Y no doy.
Pero la verdad es que no me arrepiento de nada. Porque loca y todo siempre he sido sincera. Y porque con los momentos medio amargos, cada experiencia ha sido magnífica y cada persona maravillosa.

Quién diría que algún día iba a andar de potoloco por el mundo. Jajajajajaja.

viernes, 22 de abril de 2016

Una vez y otra vez y otra más

Ahí iba con mi confianza reconstruida, con mi sonrisa abierta y el corazón ligero.
Ahí iba sin esperar nada ni pedir mucho.
Ahí iba simplemente dispuesta.
Y encontré sonrisas y las agradecí.
Pero me di cuenta que sí esperaba bastante aunque no pedía mucho.
Entonces aparecen y paf! me desarmo, me dudo, me escondo.
Será que pasaré la vida rearmandome, recogiéndome los pedazos.
Y a veces desear ser algo más y enojarme porque en realidad no quiero ser algo más,
quiero simplemente contentarme con esto que soy y que me ha costado trabajo construir.
Y mandar todo a la mierda porque estoy conmigo y que pena que no te sea suficiente,
pero sí me quiero, decidí quererme, esto soy, esto quiero ser.
Y que duela lo que tenga que doler y que sangre cuanto tenga que sangrar.
Tengo la sonrisa lista para sanarme. Para sanarme cuantas veces sea necesario.

domingo, 19 de julio de 2015

Amo a mis amigas, con peros y sin peros

Amo a mis amigas. Mujeres hermosas, mujeres geniales. Pero a veces, cuando nos reencontramos después del tiempo abismal que nos separa me siento un poco extraña. Al principio pensé que podría ser envidia, pero no, no era eso. Atrapada entre la nostalgia del antes, de cuando compartíamos secretos y nos cansábamos de nuestras rutinas compartidas. Y la bofetada que me da el ahora, yo aún a mitad de camino entre el nunca fue y el nunca será, ellas más bien parecen a paso seguro avanzando hacia el futuro prometido: la pareja, la casa, los hijos, la familia, la carrera… Y sí, comparé y por un momento pensé que era envidia, quizás de estar en algún lado mas no de estar en su lado. Pero no, nunca quise comprar el futuro prefabricado. Pero en algún lugar entre las fantasías, los sueños con los ojos abiertos, las nubes, las risas, los vuelos y el evadir, eterno evadir, se me perdió la seguridad y lancé la flecha sin mirar en que dirección, no la vio aterrizar si es que lo hizo.
Y así de fácil me volví a encontrar perdida, deseosa, de ese no sé qué, ansiosa, mañosa...
Amo a mis amigas, pero me sentí prepuber en fiesta de viejos. Como las primeras veces que empezamos a ir pubs de 'adulto-jovenes', o cuando cambiamos el carrete intenso por las oncecitas.
De repente fue como si los años sí me pesaran, como si esos números imaginarios tuviesen más sentido del que nunca tuvieron. Pero igual que siempre el tiempo sigue corriendo, girando y detrás voy yo corriendo, qué más da. Y sin querer sigo pensando lo que haré 'cuando grande'.



 

domingo, 8 de marzo de 2015

Me siento bien

Extraño empezar un nuevo año con este sentimiento.
Aceptación, de todo lo que me gusta y de lo que no me gusta de mi también.
Tranquilidad, que por primera vez viene de adentro.
Hipersensibilidad, estar feliz casi en euforia, estar triste casi deshaciéndose, estar enojada casi furiosa... Sintiéndolo todo más intensamente. Dejándome sentirlo todo.
Es extraño, me siento como mudando piel. Me siento como si no fuese yo y al mismo tiempo como si nunca antes hubiese sido más yo que ahora.
Mi locura sigue intacta y eso me ayuda a no desconocerme por completo. Esas ansias por salir gritando o corriendo sin previo aviso y sin motivo alguno.
Creo que al fin comienzo a disfrutarme. A disfrutar mis sonrisas y mis lágrimas. A disfrutar mis palabras inconexas. A disfrutar mis silencios por primera vez. A disfrutar mis saberes y mi ignorancia.
Es de verdad súper rara esta autoaceptación -que aunque no sea completa es algo importante- y esta paz interna. Raro, muy raro, pero se siente bien.
Y me da curiosidad absoluta saber cómo seguirá, pero si algo he aprendido últimamente es a dejar fluir. Asíque que fluya y que se multiplique.






yesthankyoummoreplease

lunes, 26 de enero de 2015

Es un hecho

Me enamoro fácil, hasta de las hormigas.
Grito porque me gusta, porque me libera y por eso lo hago tanto.
Soy bruta, na' que hacer.
Soy más sensible de lo que estoy dispuesta a aceptar. Y mucho más de lo que se me nota.
Si la risa abunda en la boca de los tontos, estoy orgullosa de ser tonta y con mayúsculas.
Estoy confundida, pa' variar.
Descubrí que mi felicidad viene y va y la encuentro en puras estupideces.
Puede que sí puede que no. Pero parece que sí.
Me gusta la gente, rodearme de gente, observar gente.
Soy tremendamente ignorante, me apena, pero no hago nada al respecto.
Soy floja, malcriada, mimada, pendeja, caprichosa.
No soy madura y no me interesa llegar a serlo.
Ando perdida.
Me encanta el arte, quisiera ser artista.
Para sentirme realizada me falta plata.
El vaso medio lleno es el mío.
El día de colores también es mío.
Cada día me convenzo más de que el amor es infinito.
En mi casa caben todos.
Es fácil hacerme feliz.
Olvido rápido y todo.
Soy mandona y terca, es herencia.
Siempre me dicen que soy loca, pero la verdad sólo no soy hipócrita (tan).
Mentir es rico.